Autor: Anónimo
Nassan tenía una tienda y se pasaba casi todo el tiempo con su ganado.
Un día se encontró con un muchacho que se llamaba Bat. Bat le decía que no tenía experiencia y que su vida era un desastre. Bat decía que no tenía nada y Nassan le dijo que el poseía muchos tesoros y le propuso como un trueque.
Nassan le dijo muy serio:
-Dame uno de tus ojos y yo te daré mi rebaño de ovejas.
Bat le respondió.
-¡No lo cambiaría por nada del mundo!
Entonces, Nassan dijo otra vez:
-Dame uno de tus brazos ya que tienes dos.
Y Bat le dijo :
-¡No! y ¡No! ¡Nunca perderé mi brazo!
Ahora Nassan dijo lo mismo pero pos sus piernas. El le ofrecía su tienda y todas sus riquezas.
Nassan se echó a reír y Bat le preguntó estrañado:
-¿De qué te ríes?
-Me dices que no tienes nada de valor. Pero cuando yo te ofrezco comprarte algo que es tuyo, te niegas. ¿No te das cuenta? ¡Es mucho más valioso lo que tienes tú que todas mis posesiones porque tienes salud y juventud!
Y al final se hicieron amigos.
Nassan le dijo muy serio:
-Dame uno de tus ojos y yo te daré mi rebaño de ovejas.
Bat le respondió.
-¡No lo cambiaría por nada del mundo!
Entonces, Nassan dijo otra vez:
-Dame uno de tus brazos ya que tienes dos.
Y Bat le dijo :
-¡No! y ¡No! ¡Nunca perderé mi brazo!
Ahora Nassan dijo lo mismo pero pos sus piernas. El le ofrecía su tienda y todas sus riquezas.
Nassan se echó a reír y Bat le preguntó estrañado:
-¿De qué te ríes?
-Me dices que no tienes nada de valor. Pero cuando yo te ofrezco comprarte algo que es tuyo, te niegas. ¿No te das cuenta? ¡Es mucho más valioso lo que tienes tú que todas mis posesiones porque tienes salud y juventud!
Y al final se hicieron amigos.
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