Un día, un canario verde, voló de su jaula. Era un canario viejo y que su dueña ya se había muerto, por eso se lo quedó Juan Ramón. El no lo había soltado por miedo de que se muriera de hambre o frío. el canario estuvo toda la mañana entre los granados del huerto y en el pino de la puerta. Los niños se sentaban en la galería observando los breves vuelos del pajarillo. Libre, Platero, jugaba junto a los rosales con una mariposa. A la tarde, el canario se subió al tejado de la casa grande y allí se quedó un largo tiempo. Y de pronto apareció otra vez en la jaula. Los niños saltaban, tocaban palmas arrebolados. Diana, una perrita que tenía Juan Ramón, seguía a los niños ladrándole a su campanilla que tenía su collar. Platero, hacía corvetas, giraba sobre sus patas, daba coces al aire suave...
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